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miércoles, 3 de abril de 2013

ENCUENTRO DEL 3° TIPO EN MINDALORE, SUDAFRICA Por Cynthia Hind


Mindalore está ubicada en las afueras de Krugersdorp, ciudad situada a 26 Kms. de Johannesbourg, en Sudáfrica. Es una localidad con casas bastante pequeñas pero modernas, bordeadas por anchas calles asfaltadas. Más allá hay grandes espacios libres y colinas. En esta región se explotan numerosas minas, de las que se extrae especialmente manganeso de muy alta calidad, mineral de hierro y asbesto. También hay tres usinas dedicadas al tratamiento del uranio, en el sector municipal de Krugersdorp.
El caso de Mindalore que voy a evocar en esta nota atrajo mi atención por un artículo publicado en el diario "THE HERALD", uno de los mejores periódicos rhodesianos, y tomé mis previsiones para tratar de encontrar a los testigos. Estos, la Sra. Meagan Quezet y su hijo André de 12 años, aceptaron recibirme para un reportaje, siempre que yo estuviera en condiciones de viajar por avión a Sudáfrica. (Cynthia Hind vivía en Rhodesia NDT). Lo conseguí pronto, a Dios gracias, y esto fue el 12 de enero de 1979. Llegué a Johannesbourg a las 16,30 de una tarde más bien oscura, fui recibida por una lluvia torrencial, pero también por mi hermana Lindsay y su esposo Richard. Ellos fueron muy gentiles y me condujeron en auto hasta el domicilio de la Sra. Quezet. Llegamos al lugar hacia las 20.15 horas, inmediatamente después de una comida frugal.
Meagan Quezet, una ama de casa de una treintena de años, vive con su marido -de origen francés- y con sus dos hijos, Gary de 8 años y André de 12 años, en Saul Jacob, Street Nº 14, Mindalore. La Sra. Quezet recibió formación de enfermera, pero no ejerce esa profesión aunque evidenció responder con inteligencia a nuestras preguntas. Durante nuestro primer encuentro, me pareció que ella daba señales de un ligero rechazo, pero mi sorpresa se disipó cuando me enteré que había sido invadida por llamados telefónicos, visitas de periodistas y sin contar las diversas manifestaciones de desequilibrados. Poco a poco, como la noche avanzaba y ella comenzó a ser cautivada por el interés que yo mostraba respecto a los OVNIs, así como mis conocimientos relativos a casos precedentes, se distendió totalmente. Cuando nos retiramos, ya toda la familia había entrado en confianza.
Meagan me narró lo que sigue: En la noche del 3 de enero de 1979 estaba sentada en la sala, ocupada en terminar la lectura de un libro. Recuerda haber echado un vistazo al reloj de péndulo y también recuerda que eran las 12 y 10 de la noche. Unos instantes después, llega a la sala su hijo mayor, André, diciendo que no podía dormir y sugirió tomar una taza te con su madre. Meagan aceptó. Ella me dijo: "Pensé que André estaría atormentado por sus vacaciones escolares, porque tiene miedo de comenzar sus estudios secundarios".


LADRIDOS EN LA NOCHE


Enseguida escuchó los ladridos de su perro Cheeky, que estaba en el exterior. Días antes, el animal había sido duramente atropellado por un auto y su lomo había quedado en estado lastimoso. Ella se dijo que lo mejor era ir a buscarlo a toda costa, en caso contrario se corría el riesgo de que ladrara largo rato, importunando a los vecinos.
Avanzó un poco mas allá del porche de entrada llamando a Cheeky, pero el animal estaba sobre la ruta. Entonces Meagan pensó que lo mejor era que André hiciera volver al perro. Volvió sobre sus pasos y llamó a su hijo, pidiéndole que la ayude a traer el perro. "Estaba inquieta a causa de los vecinos" -me dijo Meagan- "siempre hay gente muy puntillosa respecto al alboroto nocturno. Entonces le pedí a André que viniera conmigo a la ruta para recuperar a Cheeky"
El nº 14 de la Saul Jacobs Street queda casi a mitad de la cuadra. En un extremo de la calle hay una unión en T con otra calle llamada Tindall Road. Mas allá de Tindall Road -a no más de 12 m.- hay una ruta paralela, pero que no se comunica con la anterior ni por el más pequeño camino. Es una ruta de construcción reciente que une el sector industrial de Chamdor con el complejo industrial de Luipaardsvlei, utilizada por un tránsito importante durante el día, pero desierta durante la noche.
Cuando madre e hijo se aproximan a Tindall Road, Meagan observa a Cheeky ladrando frenéticamente, acompañado por la mayor parte de los perros del vecindario. En ese momento comienza a tomar conciencia de la presencia de una brillante luz rosada hacia el fin de la "ruta". "Pero yo no veo nada, mamá" -contestó el muchacho. "Bueno, entonces ¿que es esta cosa rara, allá?" retruca Meagan indicando con el dedo la extraña luz rosa que podía ver sobre la ruta. Su primera reacción fue pensar en la luz de un avión que hubiera aterrizado allí.
Se lo dice a André, convencida de estar en la verdad.
Inquietos por esta posible eventualidad, se dirigieron rápidamente hacia el fin de la ruta. Les fue necesario sortear algunas zanjas y porciones de terreno accidentado cubierto de altos pastizales y pequeños espinos, después trepar el talud fuertemente inclinado que formaba el terraplén de la ruta. Aquella todavía no estaba terminada y servía como lugar de juegos a los niños de la zona.
Meagan no veía otra explicación para esta fuerte luz rosa. Por un corto lapso pensó en la luz de un patrullero de policía, esa que está instalada en el techo, pero como no escuchaba el ruido de sirena que generalmente la acompaña, en seguida abandonó esa posibilidad. Además, la luz estaba claramente por encima de la superficie de la ruta un poco como aquella que suele hallarse sobre los aviones.


FRENTE A UN APARATO DESCONOCIDO


Ellos se desplazaban con paso rápido sobre la banquina, siempre rumbo a la luz de la nueva ruta, sobre la cual estaban en ese instante. "Cuando llegamos cerca" -dice Meagan- "me di cuenta de queno se trataba de un avión ordinario. Nos fuimos aproximando por un costado y quedamos bastante asombrados al constatar, al ver a que punto era extraño este aparato. Pero habiendo recibido una formación de enfermera, mi instinto me decía que alguien podía necesitar socorro. Por lo menos habría podido llamar a una ambulancia o hacer alguna cosa semejante, como ser dar unos primeros auxilios o consejos mientras esperábamos mejor ayuda".
Se aproximaron todavía más al objeto. Meagan entonces pudo ver que el aparato, sea lo que fuera, estaba completamente bordeado por una vaina de luminosidad rosa "absolutamente rosa" -precisaría ella. Ambos, la madre y el hijo, estaban totalmente desconcertados por el asombroso color de esta luz. Si bien ésta rodeaba enteramente al aparato, Meagan encontró su fuente en lo alto y a cada costado de una especie de abertura.


Dibujo que muestra el objeto que le secuestró junto con su madre

"Como caminábamos sobre el borde de uno de los costados de la ruta pude ver el artefacto, y también pude darme cuenta de que era un aparato de tipo desconocido para mi, erguido en vertical sobre la ruta, aunque aquella tiene una ligera pendiente en el lugar donde estábamos y mas allá. De arriba hacia abajo, el objeto tenía la forma de un huevo, pero la base era en línea recta, en lugar de ser redondeada, mientras que el conjunto estaba sostenido por cuatro pies. Estos eran en "patas de araña", mas bien filiformes, de más o menos unos 10 cm. de ancho y la parte inferior tenía forma de ventosa. Cada "pata de araña" podía tener aproximadamente un metro veinte de alto. Sin ser experta en el arte de estimar las dimensiones exactas de cosas vistas a la distancia, el aparato sería tres veces más alto que los pies, o sea 3,70 mts." (NDT.: En el original, se cita 1,22 m. y 3,66 m., cifras demasiado precisas surgidas de una posible conversión directa de medidas inglesas en números métricos).
Cuando le pregunté cual era el ancho del aparato, Meagan me respondió: "estaba justo entre las líneas amarillas de la ruta". Obtuve 4,88m. midiendo la separación exacta, pero pienso que ésta última información es aleatoria. Estaba oscuro y la luz difusa del aparato bien pudo deformar la imagen de la ruta. Todo indica, en efecto, que el aparato no era tan ancho.
Enseguida pregunté a Meagan cuales fueron sus impresiones en ese momento.
- "Estaba muy nerviosa, no sabía qué hacer".
- ¿Se sintió asustada?.
"No a decir verdad, yo pensé siempre en un aparato cualquiera "terrestre", un aparato experimental por ejemplo. Era insólito pero en nuestros días una ve toda clase de cosas raras" -contestó riendo.
"Francamente, en principio no pensé en un aparato del espacio. Vea, yo no creo en ese tipo de cosas, Además jamás leí nada sobre este tema que hubiera podido influenciar mi espíritu de uno u otro modo."
Le pregunté a André qué detalles vio por su parte: "He visto el aparato así como lo describió mi madre" dice, y me dibuja un croquis en el papel de un atado de cigarrillos. Sin duda, el objeto visto tenía la parte superior en forma de huevo. El resto del relato estaba casi totalmente conforme a lo que había contado Meagan.
Ella agregó: "Frank Norton (ufólogo sudafricano) pretendió que yo había inventado esta historia. Le contesté: ¡Oh no! Si hubiera querido mentir sobre alguna cosa no habría hecho participar a mi hijo. ¿Qué madre haría la monstruosidad de entrenar a su hijo para que mienta así? ¡Mucho menos cuando su hijo es de una gran sensibilidad y está a punto de iniciar sus estudios secundarios!."


LOS "VISITANTES" SALEN A ESCENA


Ahora vuelve al asunto que nos interesa: "Como nos detuvimos a poca distancia del aparato, André y yo intercambiamos algunas frases, preguntándonos qué podía ser eso. No se bien por qué, permanecimos ahí cuchicheando. Casi nos comportábamos como sí no quisiéramos ser sorprendidos mirando".
Seguidamente, mientras todavía estaban muy cerca, saltaron 5 ó 6 hombres por la abertura y se reencontraron en el suelo.
Les pregunté si habían visto a alguien cerca del aparato antes de que aparecieran estos 5 o 6, hombres; "no" dijo André. "Los hombres surgieron del aparato, después que llegamos a aproximarnos" agregó Meagan. "Uno o dos de ellos fueron hacia el costado izquierdo, el más alejado de nosotros. André y yo hemos discutido para saber si eran uno o dos los hombres que fueron hacia ese costado del aparato, pero no nos pusimos de acuerdo.
Dos de los hombres quedaron a la altura del centro del aparato y los dos últimos vinieron hacia el lado donde estaban los testigos, "el que estaba más cerca de nosotros parecía hablar más, en tanto que el otro respondía por monosílabos. El que hacía toda la conversación hablaba con una voz alta y reposada, las palabras eran extendidas como en una oración, Pero realmente no pudimos entender las palabras, sólo los sonidos pronunciados" precisa Meagan.
Y André continúa "Vi a uno de los hombres, él mas alejado, agacharse y juntar un poco de arena de un costado de la ruta asfaltada, que allí es arenoso. Los dos hombres conversaban y vi a aquel tomando arena en su mano y en seguida la dejó caer entre sus dedos".
Meagan añade: "Efectivamente, vi a los dos hombres agacharse, y tocar el asfalto de la ruta, pero no vi a ninguna juntando arena".
Pregunté a Meagan si podía precisarme a cual idioma se asemejaba el de estos hombres. "No", respondió, "he ensayado darle algún nombre a esa lengua. Sin resultados, A lo sumo, eso se aproximaba al chino, pero no era chino. No puedo imitarlo, no tengo la voz apropiada, y era una voz alta y reposada. Era un Idioma repicado y rápido por eso puedo asociarlo con alguna cosa parecida al chino".
¿Pudieron distinguir los rostros de los hombres? "No los pudimos ver claramente. Estaban enteramente vestidos con una indumentaria de pies a cabeza, que apenas dejaba ver solo el rostro, excepto para dos de ellos: El que estaba más cerca nuestro y uno que estaba del otro costado del aparato. Estos dos no tenían nada que les cubriera la cabeza."
Uno de los dos hombres cercanos a Meagan y André, aquel de la cabeza descubierta, tenía espesos cabellos "rizados" y una barba. Meagan aclaró "entonces el que hablaba más se dio cuenta de nuestra presencia allí, pues giró rapidamente hacia su conpañero y le dijo algo. Al mismo tiempo dio un paso atrás, como si dejara a criterio del barbudo la continuación de este encuentro".
"Estábamos en lo alto de la plataforma rutera, al mismo nivel que el hombre y tuve la neta impresión de que era más bajo que yo", dice Meagan. "Tengo un metro setenta de altura y el me llegaba a la altura del mentón. Entonces mediría, como mucho, 1,58 m. y era de conformación bastante delgada. Los otros eran iguales."
Meagan Quezet precisa que las vestiduras los cubrían de tal modo que no fue capaz de distinguir los músculos o una forma cualquiera del cuerpo. Estaban vestidos de la cabeza a los pies, dejando solo la cara visible, menos dos hombres del grupo. Las manos fueron bien vistas, y según lo que ella puede recordar, parecían normales.
¿De qué color eran las combinaciones? "Blanco" dijo Meagan dudando. André creyó que eran rosadas pero tengo la impresión de que esto fue un efecto de la luz que rodeaba al aparato. Pienso que efectivamente, serían blancas pero afectadas por el color rosa de la luz.
¿Las vestiduras no eran tornasoladas? "Para nada, los tonos eran blancos, estoy segura. ¿Recuerdan el color del aparato? "Un tono que recordaba al metal por lo menos es mi impresión", dijo Meagan. "Estaba absolutagente virgen de protuberancias, era completamente liso", indicó ella. André añadió: "Tenía el color de una plomada de esas que usamos para ir a pescar".
Meagan prosigue: "El cuerpo principal del aparato era enteramente liso. No observe ningún detalle sobre la superficie aunque bien podía tener alguna cosa en la parte de atrás que nosotros no vimos. Me hubiera gustado dar una vuelta completa alrededor para verificar esto, pero usted sabe, una siempre piensa estas cosas después de haberlo pasado."


EL SALUDO DEL "COMANDANTE" A LA TESTIGO


Meagan advirtió que el barbudo continuaba mirándola sin girar su mirada. Siempre sin cesar de observar fijo a Meagan, inclinó el busto y dijo algo. Meagan pensó que la saludaba a su manera. En ningún momento los ojos del barbudo se apartaban de ella.

André dijo: "El hombre que habla pronunció solo tres sílabas. Las escuché claramente".
Meagan respondió con un tímido "Hello" y rió nerviosa. Ella cuenta: "El que tenía la barba y que debía ser el responsable del grupo, supongo, tenía una cabellera común negra. Pero su piel era oscura, como aquella de los pueblos de Medio Oriente, una especie de tinte aceitunado. Pero no era 'un negro'. Incluso Meagan se sintió atraída por este hombre de barba. Ella me dijo riendo: "Siempre me han gustado los hombres barbudos."
No pudo ver el color de sus ojos pero no advirtió nada anormal en los ojos del barbudo. Le pregunté si estaban ubicados en forma oblicua. Respondió: "No, pero debo decirle una cosa, No se si esto quiere decir algo o no. Tenía la impresión de que los ojos del barbudo eran enteramente traslúcidos, como sí yo pudiera ver a través de sus ojos. Se que esto parece una estupidez, y puede ser que solo se tratara de un reflejo de la luminosidad rosada en sus ojos".
Mientras que el barbudo la saludaba haciendo esa inclinación del busto, Meagan no dejaba de mirarlo. Después, seguidamente por primera vez desde el principio de la observación, ella se da cuenta que alguna cosa "fallaba". Algo no era normal. Durante este tiempo, André estaba parado ligeramente por detrás y a la izquierda de su madre. Ella le dijo: "André, ve a buscar a papá, y corre rápido, te lo ruego".
Me explica Meagan: "He debido gritarle, y bastante fuerte". André interviene: "Corrí derecho hacia adelante, estaba invadido por el miedo. Jamás había imaginado poder ver un a cosa como eso, algún día".
Les pregunté si los hombres se horrorizaron.
Meagan respondió: "y bien, el barbudo me habla y lo miré de frente. Después él dice algo al otro hombre y éste gira y dice algo a los otros hombres. No puedo hablar propiamente de conversación y solo intercambiaron unos monosílabos. Y la cosa siguiente que se produjo fue ésta: se reintegraron al aparato".
Le pregunté si treparon sobre algo para llegar hasta la abertura en forma de puerta y, de ser así ¿había peldaños? ."No, no tenían escalera, claro que la abertura estaba a un metro veinte del suelo. La puerta estaba en el medio sobre la base del aparato. Y a pesar de esto, pudieron alcanzarla sin dificultades aparentes."
¿Saltaron? "Si, pero no daba la impresión de que hicieran un gran esfuerzo para llegar hasta ahí. No se flexionaron como para saltar. Simplemente dieron algunos pasos y fueron al interior del artefacto. Un momento mas tarde la puerta que estaba abierta se cerró, a tal punto que no podía distinguirse la menor señal de que hubiera una puerta.


LA NAVE SE ELEVA ANTE SUS OJOS


Unos segundos después de la "desaparición" de la puerta, Meagan percibió un ruido de zumbido ("como un enjambre de abejas en una colmena," dirá ella, es la comparación mas próxima que pudo hallar). Enseguida los pies en patas de araña parecieron alargarse ¡Hasta alcanzar la misma altura que el cuerpo principal del aparato!
Pregunté: Siendo así ¿El largo total del aparato sería de más de 6 m. en el momento de partir? "Sí, eso más o menos!"
En el mismo momento, André se "encontraba bajando de la plataforma rutera corriendo tan rápido como podía, y frenó de golpe al oír el zumbido. Meagan, que comenzaba a entender la verdad y a sentirse invadida por el miedo, no pensaba en otra cosa que en volver a la casa. Atormentada por el incidente, no sabía muy bien que hacer. "Estaba un tanto espantada, no sabía si convenía correr o que. En seguida, el objeto trepó lentamente en el aire. En principio fue avanzando ligeramente hacia la izquierda del sitio en que se había posado. Después las 'patas de araña' de su tren de aterrizaje parecieron volver a entrar en el aparato como una antena telescópica. Francamente, le debo decir que esta comparación con un sistema telescópico no es muy apropiada, Los pies entraron en el aparato, eso es todo. Uno de los periodistas que me vino a interrogar me sugirió lo de los pies telescópicos pero no es realmente el caso, los pies entraron derecho en el aparato que se elevó quedando en sustentación durante uno o dos segundos. Después enfiló rápidamente en el cielo, desapareciendo entre las nubes, muy bajas aquella noche.
Fue visible treinta segundos antes de desaparecer entre las nubes, lo pudimos ver como una pequeña luz móbil intermitente. Es curioso, pero las nubes quedaron coloreadas de rosa un largo rato después de desaparecer el aparato".
Pregunté cuanto tiempo habla transcurrido entre el primer instante de la observación y el decolaje del artefacto. "Pienso que todo esto duró 10 minutos" dijo Meagan". Es difícil determinar el tiempo exacto sin tener reloj" -agregó riendo- "Pero puedo decir que me pareció bastante tiempo. Recuerdo muy bien que tenía la boca seca cuando le grité a André que vaya rápido a buscar a papá. Yo estaba rígida por el miedo. A menudo soy una persona curiosa, tanto que estaba ávida de ver qué iba a pasar. Pero al mismo tiempo ¡Estaba presa del miedo!. Realmente, no puedo explicarme este incidente. En todo caso, es la cosa más insólita que haya visto en mi vida".
Cuando el aparato decoló, ¿qué hizo exactamente?: "Lo seguí con la vista durante unos instantes y André, que había vuelto sobre sus pasos, subió a la plataforma rutera. El había dejado de correr hacia la casa al escuchar el zumbido del aparato que decolaba, y volvió a buscarme. Cuando llegó hasta mi, le dije '¿Lo has visto? ¡Se voló!'. El tenía los ojos mirando al cielo y me respondió: 'si, todavía puedo verlo'".
Pregunté si les pareció que el aparato desarrollaba una furza potente cundo se elevaba. "No. Hubo un suave desplazamiento de aire, pero no observé ningún indicio de llama de reactor o alguna cosa de este tipo, tampoco un viento fuerte. Estaba fresco y se levantó una ligera brisa, pero no hubo cambios de temperatura ni de viento durante el decolaje.


EL REGRESO A LA CASA, LAS DUDAS, LOS MIEDOS


¿Qué hicieron entonces? "Quedamos en el lugar unos segundos, un poco aturdidos, mareados a decir verdad, después descendimos de la loma y nos dirigimos hacia la casa.
La intención de Meagan era despertar a su marido enseguida, pero al llegar a su domicilio se dio cuenta de que esto no sería de ninguna utilidad, pues él no podría hacer otra cosa más allá de escuchar. Después de todo, ¡el aparato ya se había ido!. Paul Quezet es director de un gran mercado, y trabaja largas horas de modo arduo. Siempre vuelve muy cansado de su trabajo y Meagan señala que su marido muchas veces tenía miedo de que los esfuerzos que hacía podían jugarle una mala pasada uno de esos días, temía un ataque cardíaco. Debía levantarse temprano para volver tarde a casa. Meagan juzgó inoportuno despertarlo. prefirió dejarlo dormir, y se instaló en la sala con su hijo para recapitular el extraordinario suceso que acababan de vivir.
Pregunté si pensaron en telefonear a la policía. "No" dijo Meagan, no se me ocurrió esa idea". "Pensaba que habíamos asistido a ver alguna cosa extraña, pero no supe qué hacer exactamente. En todo caso, viendo que ya eran las 01:10 horas, pensé que lo mejor que podíamos hacer era irnos a acostar".
Por la mañana, André fue a contar su aventura a su hermanito Gary, cuestión de ver su reacción "No vas a creerme si te cuento lo que nos pasó anoche". Cuando André terminó de narrar a grosso modo los hechos mas notables del incidente ¡Gary no le creyó una palabra! Después André telefoneó a su padre, que había salido muy temprano. Paul Quezet en principio se mantuvo escéptico, pero lo fue menos al saber que su esposa también era testigo del incidente.
Ella me cuenta: "Hablé con mi marido del asunto y le volvía a contar toda la historia. Le pregunté que podría ser este aparato y me contestó: 'Debió ser un OVNI. Hacía el ruido que hacen los OVNIs.'
Me preguntó si no le estaba haciendo una broma, después dijo que convenía llamar a los diarios"
Poco tiempo antes, al ir en auto hacia la ciudad, Meagan había visto un cartel que decía "Periódicos Asociados". Entonces decidió telefonear a este grupo, aunque estaba totalmente persuadida de que la tomarían por una loca. "Pero como André había visto lo mismo que yo, estimé que debíamos hacerlo ¡en lugar de quedarnos con los brazos cruzados!" -dice con energía.
Cuando llamó, un hombre le dijo "Un momentito por favor, voy a hablar con uno de mis colegas y la volveré a llamar".
Y la llamó. El hombre preguntó a André si había visto las películas "La guerra de las galaxias" o "Encuentros cercanos del 3º tipo" y él le contestó que eso no venía al caso. El periodista parecía confundido sobre lo que convenía pensar sobre el asunto.
Desde esa fecha, Meagan, André y la familia entera en general, fueron acosados por llamados telefónicos, tanto de periodistas como de otras personas. A veces se trataba de farsantes, incluso crueles que molestaban sin ninguna razón valedera. Naturalmente, ciertas personas no aceptaron esta historia y declararon a quién quisiera escucharlos que los Quezet eran enfermos mentales. ¡Un hombre llamó por teléfono pretendiendo ser del Daily Mirror de Londres! Dio un nombre y una dirección y pidió a Meagan los derechos de exclusividad de su historia.
Su diario habría decidido trasladar a toda la familia Quezet a Francia e Inglaterra para pasar sus vacaciones, costeándoles 15 días de permanencia a cambio de esa exclusividad. Meagan rechazaba todas las ofertas financieras que le hacían, no queriendo comercializar su historia, pero la perspectiva de un viaje a Europa le encantó a tal punto que aceptó el trueque. Entonces arregló otra cita telefónica para el sábado 13 a las 14 horas. La familia entera estaba terriblemente excitada por el inesperado viaje, tanto más cuando Paul -de origen francés- no había vuelto a Francia desde hacía muchos años. Pero el sábado en cuestión nadie llamó, ni a las 14 horas ni más tarde. Admitieron la posibilidad de una farsa y se esfumaron las bellas ilusiones.
Sin embargo, Meagan también recibió llamados auténticos de Inglaterra y de Estados Unidos. El semanario "The National Enquirer" le preguntó si aceptaba ser interrogada bajo hipnosis, pero ella juzgó prudente rehusarse. Ella se explica así: "André tiene 12 años, atraviesa un período de mutación, difícil para su edad. No deseo una sesión de hipnosis. Le dije que a lo sumo podría someterme a un detector de mentiras en el momento que ellos quisieran, pero no hipnosis, esa es una cosa completamente diferente". Agrega riéndose: "Puede ser que se las arreglaran para darme todas las garantías de seriedad durante el desarrollo de esa sesión de hipnosis y yo me sometiera. Pero pueden pasar muchas cosas en estas sesiones de hipnosis. El hipnotizador podría decir, por ejemplo ¿Qué pasó cuando fue llevada dentro del aparato? Y así pueden sugerirme haber hecho acciones que en realidad no hice."
Le expliqué a Meagan que, dado que no puede aceptarse en bloque lo que surja de revelaciones obtenidas bajo hipnosis, ella no correría un gran riesgo al someterse a una experiencia tal. Pero en ese momento Meagan estaba completanente decidida a no hacerlo.


BUSCANDO PRUEBAS EN EL LUGAR DE LOS HECHOS

El 4 de enero, Meagan y André volvieron al lugar del aterrizaje. No descubrieron nada que acreditara su historia. No había marcas o trazas sospechosas en el asfalto de la ruta, aunque la arena de la calzada estaba un poco desparramada, pero esto no quiere decir nada pues había un barranco en la proximidad donde unos hombres trabajaban en un oleoducto. Incluso Meagan advirtió que había lugares donde el foso aún estaba sin rellenar, y la arena pudo haber sido desparramada por los trabajadores al instalar el oleoducto.
Pregunté si habían sentido algún efecto físico anormal luego de la observación, pero Meagan respondió en forma negativa. Un punto interesante, sin embargo señala Meagan. Ella nota una perturbación en su ciclo menstrual, el cual se trasladó a una semana antes de su ciclo normal, y esto inmediatamente después del incidente.
Para ella, esta constatación es una anomalía extremadamente rara que le sucede por primera vez. Pero piensa que se debió a la tensión y la emoción provocada por todo este asunto.
El sábado 14 de enero, mi hermana Lindsay me condujo de nuevo a Mindalore. Meagan, André y Cheeky (el perro) nos guiaron hasta el sitio de aterrizaje. Aproveché para cronometrar el tiempo que nos fue necesario para ir desde la casa hasta arriba de la plataforma rutera, resultó ser algo menos de 5 minutos. Mas allá del fin de la ruta (hasta el momento, no hemos hallado indicios de que esta tenga nombre) sobre el costado donde están las casas, pero más lejos, hay una vasta extensión de espacio libre. Sobre la izquierda y en segundo plano, a varios centenares de metros, hay una antigua cantera minera. Meagan me aclara que estamos parados sobre el sitio de una vieja mina de oro.
Noté que el lugar que la madre y el hijo me señalaron como el emplazamiento preciso del aterrizaje, se halla casi directamente ubicado bajo las líneas de tensión. Es el único lugar de la ruta en que las líneas la atraviesan. No hay otras líneas eléctricas en los alrdedores inmediatos.
Me paré en el lugar donde se posó el aparato, llamé al perrito Cheeky y vino hacia mi sin hesitar, no manifestando ninguna reticencia en aproximarse al sitio de aterrizaje, aparentemente no había motivos para que tuviera miedo. Empero, es importante destacar que hubo fuertes chaparrones en el sector durante la noche de 3 al 4 de enero que muy bien pudieron borrar toda traza del suelo.
Efectivamente no había ninguna marca extraña sobre la cobertura asfáltica de la ruta, ni vestigios de follaje perturbado en los alrededores inmediatos. Entonces pude comprobar que no había ninguna prueba de un aterrizaje de OVNI. Examiné atentamente el suelo de cada lado de la ruta en un ancho de 3 metros sin poder descubrir el menor indicio. Allá donde trabajaban los obreros en el oleoducto, el foso estaba sin rellenar, así toda prueba de la junta y derrame de arena por parte de los hombres del aparato probablemente ya estaba destruída.


OPINIONES CONTRAPUESTAS

Además pude encontrar al Dr. Wim AHLERS del Planetarium Witwastersand de la Universidad (de Johanesbourg). Me dijo que no había razón para dudar de lo alegado por la Sra. Quezet y su hijo, que aquellos probablemente hayan dicho la verdad. Frank Morton, sobre quien no tuve ninguna confirmación acerca de la credibilidad que podía acordársele, pero que se autodefine como "consejero en OVNI del Planetario" me informó más tarde que cuando él interrogó a los vecinos de los Quezet lo enteraron de que Meagan Quezet era una mujer dotada de una fértil imaginación. Por eso Morton bautizó a este asunto como fraude, aunque yo me pregunto sobre qué bases se apoya para ser tan categórico.
Hablé con él por teléfono y mi impresión ha sido buena, pero debo admitir que él se refería a un caso OVNI convencional al referirse al asunto de Meagan Quezet ¡Y ese enfoque es inexacto!.
El sábado, tuve la ocasión de conversar con Paul Quezet, mientras estaba solo. Me dijo: "Mi mujer es muy impresionable, pero ella no mentiría".
Lo que más me inquieta de esta historia es el factor tiempo:
Meagan vio que eran las 00:10 cuando André entraba a la sala.
Volvió a mirar el reloj de pared antes de que ella y André fueran a acostarse, entonces eran la 01:05. Ya dije que se necesitaban más o menos 5 minutos de caminata para llegar al lugar de observación. Suponiendo que necesitaron 5 minutos para alcanzar el sitio, demoraron 10 minutos en contemplar el aparato y sus ocupantes (pienso que la estimación de Meagan está por encima de la realidad) que se perdieron 5 minutos en llamar al perro, y otros 5 minutos para volver, sumo un total de 25 minutos. Supongamos todavía que pasaron 10 minutos suplementarios discutiendo el suceso antes de acostarse (Aquí también pienso que es una sobreestimación), esto hace 35 minutos. Personalmente estimo que restan unos 30 minutos de tiempo que no encuadran en el relato de Meagan.
El 25 de enero, luego de haber vuelto a Rhodesia por una semana, mi hermana Lindsay me llamó para decirme que Meagan por entonces ya estaba de acuerdo en someterse a un interrogatorio bajo hipnosis, pero a condición de que yo estuviera presente. La llamé por teléfono inmediatamente para decirle que sería un gasto sumamente costoso para mi el volver a viajar en avión pero que podía hacer los arreglos para que ella encuentre un especialista reconocido que hiciera esta sesión, le dije que esperaba que se pudiera realizar.

En tanto, las declaraciones de los testigos fueron puestas en duda por el encuestador local, Sr. Frank Morton, representante en su país del grupo NICAP (EE.UU.). Para explicar su actitud, Morton invoca las razones que siguen:
1°- Los vecinos de los Quezet le dijeron que Meagan era una persona muy imaginativa. Por mi parte he sido incapaz de hallar un solo vecino que me exprese este tipo de afirmación.
2º- Meagan no despierta inmediatamente a su marido Paul para contarle el incidente. Ya he dicho que Paul no gozaba de muy buena salud y le costaba conciliar el sueño. Me pareció también que las relaciones entre marido y mujer no eran de primera calidad.
3°- No hay huellas de aterrizaje sobre el terreno, allí donde supuestamente se posó el aparato.
4°- El Sr. Morton sostiene que Meagan no quería someterse a una verificación mediante un detector de mentiras. Esto es falso: Ella lo aceptó en mi visita del 11 de enero de 1979.
5º- El Sr. Morton afirma que Meagan se rehusa a someterse a un interrogatorio bajo hipnosis. En parte es verdad, pues Meagan creyó que no tenía necesidad de probar su buena fe. No intenté hacerle cambiar de parecer, solo le hice comprender que ella podría obtener datos interesantes con una sesión semejante. Entonces estuvo de acuerdo en someterse a esta experiencia a condición de que ésta no le produjera contrariedades. Después de dudar un poco, aceptó ser hipnotizada pero solamente en mi presencia.
Yo vivo en Zimbabwe, Rhodesia, a 1.250 Kms. de Johannesbourg y no es fácil hacer semejante viaje aéreo de improviso. No obstante, fui invitada a hacer un documental sobre los OVNIs para un informe en la Sociedad de Radiodifusión de Durban; así estuve en condiciones de hacer el trayecto vía Johannesbourg sin tocar el bolsillo.
Hice los arreglos para contactarme con el Dr. Bernard Levinson, un eminente psiquiatra, que antes, a pedido del semanario de EE.UU. "National enquirer" había trabajado sobre el testimonio de los 4 jóvenes implicados en el asunto de Groendal Reserve. Estuvo de acuerdo en hacer un interrogatorio bajo regresión hipnótica a la persona de Meagan Quezet el día que yo tenía que ir a Johannesbourg.
La mañana del 21 de junio de 1979 a las 11 horas, Meagan y yo estábamos en el consultorio del Dr. Levinson. La sesión de regresión hipnótica fue íntegramente registrada en el grabador y a continuación daré la retranscripción completa.
Es destacable que a medida que se avanzaba el interrogatorio advertí que Meagan muchas veces repetía las palabras que le fueron dirigidas.
Para esclarecer este estado de cosas, he subrayado en el texto estas palabras o frases particulares. Otra cosa: Jamás intervine durante el curso del interrogatorio, dejando al psiquiatra la iniciativa de plantear todas las preguntas, pues no quería entorpecer la regularidad de la experiencia. Quisiera también señalarles que hasta el presente el Dr. Levinson no tuvo demasiados vínculos con la investigación ufológica y por eso no conoce gran cosa sobre la cuestión. Hay numerosas preguntas que pudieron plantearse, sin haberlo hecho. A causa de esto intentaré concretar otra sesión de regresión. Además, me gustaría poder persuadir a Meagan para que autorice al Dr. Levinson a hipnotizar a André, pero dudo que me de su conformidad.


LA SESION DE HIPNOSIS:

Meagan: -Hay una extraña luz. Me dirijo hacia ella con André.
Pregunta: -¿Como estaba vestida usted?
R. -Con un vestido liviano. Hacía un poco de fresco aquella noche. Las nubes eran bajas, André y yo caminamos hasta la luz. La cosa posada en el suelo debe ser un avión. Estoy segura que es un avión que aterrizó. Ya llegué. No es un avión Pero es una cosa original No se lo que es (profundo suspiro). André esta detrás mío. Voy a aproximarme para ver si necesitan ayuda. Es realmente alguna cosa extraña. No es un avión ordinario. (Cuchichea) No, no es un avión ordinario. Un muy extraño objeto. Hay una especie de luz en su tope, una luz realmente extraña, una rara luz, de color rosa. Una cosa extraña. Sale gente del aparato, (Suavemente) ¡Mira André! ¡Mira André! ¡Mira! Llevan una especie de vestimentas, Dos hombres conversan. Otros van y vienen en el otro lado. Se agachan. Se enderezan. Ahora uno de ellos me descubrió. (Cuchichea). ¡Me ha visto! ¡Me ha visto!
P. -¿Está todo en calma? ¿Hay algún ruido?
R. ­No. Solo hay un poco de viento Una noche con un poco de viento. Pero no mucho. Los hombres extraños. Uno de los dos lleva una barba. Y tiene la piel negra, pero está vestido de una original manera. Es realmente raro. No lleva nada sobre la cabeza, mientras su compañero la tiene cubierta. Los otros, mas lejos, la tienen igualmente cubierta salvo uno. Realmente muy extraño. Voy a preguntarles si puedo ayudarlos... si hay heridos. El aparato es realmente raro. Un poco se parece a un huevo, (profundo suspiro).
P. -¿Qué pasa ahora?
R. -Me ha visto y también vio a André. (Ríe) ¡Es original! Imagino que el debe estar tan asombrado como yo. Me saluda inclinándose y me mira recto a los ojos. Me mira fijo a los ojos.
P. -¿Cómo eran esos ojos?
R. -Unos ojos ordinarios.
P. -¿A que distancia estaba usted del ser?
R. -Muy cerca de él. Pueden ser 3, 4, 5, o 6 pies. No se exactamente. Seis pies, esto es casi la talla de una persona. Si, es mas o menos eso. (Silencio prolongado).
P. -¿Que pasa después?
R. -Se aproxima. Retrocede. Me mira recto en los ojos. (Apenas audible): No, no puedo ir ahí es preciso que me vaya. (Se agita) Tengo niños.
P. -¿La han tocado?
R. -Sí. Me ha tomado el brazo.(Grita muy fuerte): ¡André! ¡Vete y trae contigo a tu padre! Yo no puedo, sabe usted. Tengo niños. Ellos me necesitarían demasiado, sabe usted. (Suavemente): Eso estaría muy mal. (Cuchichea): Ellos me aman. No puedo ir.
P. -¿Que hacen ahora?
R. -Se van al interior (NDT.: del aparato). Echan un vistazo. Ellos miran.
P. -¿Qué idioma utiliza el hombre?
R. -Habla el inglés. ¿Por que no se expresa en inglés?
P. -¿Qué le dijo?
R. -"Venga al interior venga a echar un vistazo. Usted sabe, nos gustaría mucho llevarla. Muy simpática" (Suavemente): "Usted sería feliz aquí". Pero ¿Qué será de mi otro niño? Todavía es muy joven. Quedará horrorizado, muy horrorizado. No puedo permitirme dejarlo y que se las arregle solo. Míreme a los ojos. Sí, yo lo miro a los ojos. Míreme a los ojos. Míreme a los ojos.
P. -¿Qué le hace el?
R. -Está parado allá. Me dice que lo mire a los ojos. No tiene aire de perverso. No intenta parecer desagradable. Pienso que solamente quiere que me vaya con ellos. (Prosigue subiendo el tono): Pero no quiero ir. Tengo niños. No pienso que mi marido me eche de menos, pero ¿qué será de mi hijo?. (Cuchichea) No puedo abandonarlo.
P. -¿Ellos comprendieron esto?
R. -Si, se lo mostré, se lo indiqué. Pero él comprendió. Hablaba inglés.
P. -¿Que pasa ahora?
R. -He ido hasta el Interior. ¡André! ¡Ven! Tu puedes saltar fuera antes de que yo pueda hacerlo. (Pequeña risa).
P. -¿A qué se parece el interior?
R. -No se. Había sillas, y habla cosas a los costados, todo alrededor. Luces originales. Luces extrañas.
P. -¿Todavía esta usted en el vehículo?
R. -No es un vehículo, es una nave.Sí, es una nave.
P. -¿A que se parece el interior de esta nave?
R. -Había tableros de control. había allí sillas y una mesa al medio.
P. .¿Había alguien más?
R. -Los otros hablan vuelto, pero parecían no tener permiso para hablar por una razón que ignoro. Entonces sonreían. No eran horribles. Me pide que me siente pero yo estaba un poco inquieta. Creo que quieren llevarme. Ahora voy a salir (más fuerte): No, no puedo quedarme. (Se agita): No, no puedo quedarme más porque No puedo ¿sabe usted?. Solamente creía que alguno estaba herido. (Con un tono agudo): ¿De
dónde son ustedes? ¿De dónde son ustedes?
P. -¿Que respondieron a esto? ¿Le respondió?
R. -Creo que sí.
P. -¿Qué le dijo?
R. -No se.
P. -¿Que piensa de lo que ellos querían hacer con usted?
R. -Quieren llevarme con ellos.
P. -¿Qué querían hacer con usted?
R. -No se. No son horribles. (Más calma): No son horribles.
P. -¿Todavía está en el interior de la nave?
R. -No. Salto fuera. (Muy fuerte): ¡André! ¡Vete y trae contigo a tu padre!
P. -¿Qué pasa ahora?
R. -Van a partir. Pero me pide que lo mire a los ojos. Míreme a los ojos. Sí, amo vuestros ojos. Son fantásticos y hay alguna cosa respecto a vuestros ojos. Míreme a los ojos. (Suavemente): Míreme a los ojos. Míreme a los ojos. ¡Eso es! (Denota sorpresa).
P. -¿Que sucede?
R. -Ha dicho una cosa. No la recuerdo. Me ha dicho que yo debo Me ha dicho alguna cosa. No se.
P. -¿A que se refería?
R. -No se. No se.
P. -¿Qué respondió usted a lo que el le dijo?
R. -Míreme solamente a los ojos. Voy a decirle una cosa que deberá olvidar enseguida. No la recordará jamás.
P. -¿La recuerda en el presente? ¿Puede recordarla ahora?
R. -Puedo. Pero no llego. No puedo recordar, no se.
P. -¿Qué llega a recordar exactamente?
R. -Quiero recordar pero no llego hasta ahí.
P. -¿Que hacen ellos ahora? ¿Siempre están cerca?
R. -Subieron todos en la nave. Yo quería hacer un viaje (dice las palabras más rápido y con agitación): Pero no puedo ir de viaje. ¿Cómo quiere usted que parta a hacer un viaje con niños en la casa? Ellos no quieren llevarme solamente para un viaje, quieren llevarme para bien (1) (la voz se eleva casi a la histeria): ¡Sé que lo habrían hecho! (Lloriquea).
P. -¿Que hacen ellos ahora? ¿Todavía están en las proximidades?
R. -Sí. El aparato se va. Los pies se estiran y se vuelven mis largos. He corrido un poco hacía atrás. No estoy segura sobre si va a venirse encima o no, y justo en pleno sobre mí. (Pausa): Pero creo que no es nada.
P .-¿Han partido?
R. -(Profundo suspiro). Oh si, (cuchichea) han partido. (Casi inaudible): ¡Gracias a Diosl


LA OPINION DEL DR. LEVINSON


Debo confesar que ésta grabación es bien extraña. Mi impresión es que se trata de una fantasía histérica. La hipnosis parece haber perturbado a la paciente, a un punto tal que ella deja libres sus fantasías sugiriéndole pensamientos tristes, como aquel relativo a su eventual ausencia que perjudicaría a sus hijos, pero no a su marido.
Recuérdese que cuando practiqué un test galvánico a sus dedos, me fue imposible obtener una lectura de base. Había mucha angustia y tensión en esta mujer, y no hay ninguna duda de que es realmente muy nerviosa.
No obstante, tengo bien clara la presunción de que todo lo que ella contó, bajo hipnosis o no, surge de su imaginación. A mi juicio, estamos siguiendo una pista falsa (NDT.: Se refiere a la hipótesis ufológica). Creo que todo esto se deriva de una manifestación de histeria mezclada con fantasía personal. Con una influencia profunda del filme que ella vio (Encuentros Cercanos del 3º Tipo). En lo que concierne a su hijo André, es difícil pronunciarse sobre el tema, incluso si su actitud estuviera inserta en un proceso de "folie á deux" (NDT.: "locura de a dos"), en el caso que él le siguiera el juego a su madre, el de la fantasía, persuadidos de que ellos vieron lo que desearían ver y escucharon lo que desearían oír. Es totalmente posible. Y debo reconocer que no he quedado muy impresionado por lo que ella dijo como "recuerdos" particulares,


LA OPINION DE LA Sra. CYNTHIA HIND


Entiéndase que no es mi intención denigrar al Dr. Levinson, luego de sus conclusiones. No obstante en mi calidad de apasionada investigadora del fenomeno OVNI desde hace muchos años, no puedo aceptarlas. Examinemos un poco los hechos:
Naturalmente, si André hubiera estado implicado en una dualidad fantasiosa con Meagan, entonces, debería haber visto las mismas cosas que describe su madre. Pero, por ejemplo, cuando el humanoide se agacha en el otro costado del aparato aterrizado, a pesar de que ella sea perfectamente consciente del hecho, no ve al ser juntar arena en sus manos y en seguida dejarla caer por entre los dedos. Igualmente, cuando uno de los humanoides se inclina delante de ella para saludarla, dice alguna cosa que ella no comprende, aunque se dio cuenta que se trataba de una lengua sonora y reposada expresada con un ritmo de salmodia. André, por su parte, escuchó al hombre muy claramente y fue capaz de decirme que había distinguido 3 sílabas, no comprensibles para él, pero claras. Meagan fue consciente de una brillante luz rosa rodeando al OVNI pero no pudo decir de donde provenía exactamente la luz. André, él, me dijo inmediatamente que la luz rosa venía del extremo del objeto y de cada lado de la puerta.



Cuando Meagan y yo misma llegamos a la oficina del doctor para la sesión de hipnosis ella estaba muy nerviosa, estaba espantada. No busquemos saber por qué el test galvánico no dio nada positivo. Me parece que se permitió perder una gran cantidad de información por falta de preguntas adecuadas.
Sin embargo, pude constatar que aquellas que fueron planteadas acreditan el relato de Meagan, Por ejemplo, cuando dice "Hay una original luz en su tope" el Dr. Levinson, hubiera debido intentar hacerle decir que es lo que ella entendía por "original". Después, cuando ella dijo "tiene la piel negra pero está originalmente vestido".... aquí también el doctor debería haber profundizado para hacer esta descripción más precisa y clara. Cuando dijo: "parece un huevo".... el doctor hubiera debido intentar hacerle decir más detalles. Como éstas, hay una multitud de precisiones que no fueron obtenidas, sobre todo en lo que concierne al aparato. Otra cosa: Hubiera sido extremadamente interesante saber por qué era necesario que Meagan mirara al humanoide recto en los ojos, ello habría demandado mayores explicaciones. Por otra parte, Meagan dijo: "él habla en inglés". Después: ¿por qué no se expresa en inglés?, es preciso suponer que el humanoide se dirigía al resto de la tripulación en su propia lengua, pero se hubiera debido intentar precisar este punto. La descripción del interior del OVNI hecha por Meagan es más bien magra. Ella habla de sillas ¿pero que tipo de sillas? ¿eran sillas de biblioteca? ¿de comedor? ¿U otras? Habría una mesa en el centro del cuarto, pero ¿a qué se asemejaba? Hay tableros de control a los costados, munidos de "luces originales". ¿Qué es esto exactamente?
Al analizar esta sesión, la parte más interesante es aquella donde el presunto comandante de a bordo pide a Meagan que lo mire a los ojos, por una parte y cuando le dice una cosa que es necesario que ella la olvide. Esta secuencia fue muy rápidamente tratada. Pero ¿es posible que la hipnosis no haya sido suficientemente profunda? 0 puede ser que estos hechos olvidados hayan sido efectivamente borrados de la memoria de Meagan.
Para concluir diría que es evidente que el Doctor Levinson no conoce en verdad gran cosa sobre el tema OVNI. Encontró extraña la grabación pero la trata en términos normales, en la jerga de todos los días. No hay nada de normal en los E.C. III. Cita también la película vista por Meagan, Encuentros Cercanos del 3º tipo, Pero ¿El habrá visto esa película?. Si fuera así, ¿adonde vio un objeto en forma de huevo? ¿Y los humanoides con piel negra?. Además, de los numerosos incidentes que ella podría haber tomado prestados de esa película, ninguno se parece a los hechos citados por Meagan. Considerando bien todo lo visto, concluyo que en definitiva, la aventura vivida por Meagan Quezet y su hijo André tiene una apariencia de realidad. Desgraciadamente, el vocabulario un tanto limitado del testigo principal no permitió obtener descripciones más detalladas.,
Pero no desesperemos. Sin embargo estoy convencida de que podremos llegar hasta el fin de este asunto con paciencia, pero también con un poco más de cooperación, bastante más digamos, de la parte del Dr Levinson. (2)



Nota publicada bajo el título Rencontre rapprochée du 3e type + séance d'hipnose a Mindalore (Afrique du Sud) en la revista Lumieres dans la Nuit, Nº 193, marzo de 1980, 43400 Le Chambon sur Lignon, Francia. Traducido del francés y agregado de subtítulos por Rubén Morales.
NOTAS DEL TRADUCTOR
1) En el original: "Ils ne veulent pas m'emnener seulement pour un voyage, ils veulent m'emnener pour le bon ."

2) Hay varias cosas que destacar en el informe. Por empezar el estilo de Cynthia Hind es llano y descriptivo, cuenta lo que ve, lo que escucha, lo que siente. Repite las cosas tanto como lo cree necesario. Con honestidad y agallas investigativas, Cynthia recaba toda la información posible, cumple con creces el rol de recolector ­tan poco valorado- que debe caracterizar al verdadero investigador de campo. Cynthia se involucra emocionalmente, acompañando a los testigos, y a tal punto lo logra que el único requisito que pone la testigo para someterse a una hipnosis es la presencia de la ufóloga. Cynthia Hind fue Directora del MUFON en Africa, escribió el libro "UFOs in Africa", dirigía una publicación especializada y participó en diversos congresos ufológicos internacionales. Abandonó nuestro mundo en setiembre del año 2000, luego de perder su lucha contra el cáncer. El mejor homenaje es aprender de su metodología de trabajo, entendiendo que el verdadero investigador es aquel comprometido con sus ideales que no calla lo que siente, y que para obtener la información realmente valiosa busca una mejor cercanía humana con sus protagonistas, en vez de la actitud casi autista, distante, no comprometida, que algunos ufólogos promueven como método. A través de este artículo, muchos habrán conocido por primera vez a una mujer con coraje, capaz de valorar las opiniones diferentes y de pelear por su propia verdad.


Fuente: Mitos del Milenio

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